jueves, 31 de enero de 2013

El ángel del gueto de Varsovia.

Irena Sendler, también conocida como 'el ángel del gueto de Varsovia', fue una enfermera durante la Segunda Guerra Mundial. Murió a los 98 años. Hija de un médico que le enseñó: 'aunque no sepas nadar, si ves a alguien que se ahoga, lánzate a salvarlo'. En 1942 los judíos de Varsovia y su entorno (450.000) fueron encerrados en el gueto, Irena decidió salvar a todos los niños que pudiera. Salvó a más de 2500 de una muerte segura.

En 1943, Irena fue traicionada. La torturaron brutalmente, pero no le lograron sacar ni un solo nombre de todos esos niños. Al finalizar la guerra, logró devolver los niños a los parientes que sobrevivieron al holocausto. Condenada a pasar toda su vida en una silla de ruedas, producto de las torturas, vivió callada sin jactarse de lo que había hecho.

Los niños nunca conocieron su verdadero nombre, la conocían bajo el apodo de 'Jolanta.' Pero años más tarde, cuando su foto salió en el periódico por haber sido premiada por sus acciones humanitarias durante la guerra, un hombre le dijo: 'recuerdo su cara, usted fue quien me sacó del gueto. Usted me salvó la vida'.

La vida de esta heroína fue llevada a la gran pantalla por la CBS en 'The Courageous Heart of Irena Sendler'.

Sin duda, es la mujer más bella del mundo. Es el rostro mismo de la bondad.







Irena Sendler: ''La razón por la cual rescaté a los niños tiene su origen en mi hogar, en mi infancia. Fui educada en la creencia de que una persona necesitada debe ser ayudada de corazón, sin mirar su religión o nacionalidad.''  

viernes, 25 de enero de 2013

Bú.

¿Y si con cada gesto y con cada mirada nos estamos diciendo un mundo? ¿Y si con cada sonrisa nerviosa tuya mis ganas de ti aumentan? ¿Y si...? 
¿Y si las palabras ' y si' no existiesen o simplemente las ignorásemos?
Por cada kilómetro, un 'te echo de menos' de regalo. Y por cada sonrisa, un soplido extra para dispersar las nubes grises.

¿Amor? Quizás solo sea un murmullo. Un murmullo con fuerza suficiente para escalar la montaña más alta y gritarte desde lo alto: '¡no te acuestes, qué te duermes!
O quizás sea un skinny love, quién sabe.

Hoy te buscaría sin miedo a encontrarte. Menos mal que te encontré, alojado en mi mente, olvidando recuerdos, recordando olvidos. Cambiándome el rumbo. Busco atajos para verte feliz, y tú, ¿soñaste conmigo?  Tú y yo subiendo a lo más alto. La ciudad encendida, la luna llena. Vuelve. Eh, abre los ojos, sigo aquí.

Pero, mientras tanto, podemos seguir intentando guardar el universo en una botella.





Y es que hoy sin ser nosotros, somos más nosotros que nunca.

jueves, 24 de enero de 2013

¡Vive!

Con el tiempo..
Con el tiempo aprendes que estar con alguien solo porque te ofrece un buen futuro, significa que tarde o temprano querrás volver a tu pasado.
Con el tiempo comprendes que quien sea capaz de amarte con todos tus defectos sin pretender cambiarlos puede brindarte toda la felicidad que deseas.
Con el tiempo aprendes que si estás al lado de esa persona solo para acompañar tu soledad, irremediablemente acabarás deseando no volver a verla.
Con el tiempo te das cuenta que los amigos verdaderos valen más que cualquier cantidad de dinero. Con el tiempo entiendes que los verdaderos amigos son contados y que ,si no luchas por ellos, tarde o temprano acabarás rodeado de falsas amistades.
Con el tiempo aprendes que las palabras dichas en un momento de ira pueden seguir lastimando a quien heriste, de por vida.
Con el tiempo aprendes que si has herido a un amigo duramente, probablemente la amistad nunca volverá a ser igual.
Con el tiempo de das cuenta de que cada experiencia vivida con cada persona es única e irrepetible.
Con el tiempo aprendes a construir todos tus caminos en el hoy, porque el terreno del mañana es demasiado incierto para hacer planes.
Con el tiempo comprendes que apresurar las cosas o forzarlas a que pasen ocasionará que al final no sea como esperabas.

Con el tiempo entenderás que pedir perdón, decir que amas, que necesitas, que extrañas ante una tumba ya no tiene ningún sentido..  Pero, desafortunadamente, solo con el tiempo..

 Y como hoy es tiempo, mando un saco lleno de ganas de vivir y aprender... para los que ya no estamos juntos, por todos los momentos buenos y malos que nos tocó vivir; y para todos con los que estoy pasando momentos geniales; gracias por estar ahí.

 Y recuerda estas palabras: el ser humano se hace viejo muy pronto y sabio demasiado tarde, justamente cuando.. ya no hay tiempo.


¡VIVE! Ya tendrás tiempo de aprender, con el tiempo.

martes, 22 de enero de 2013

Atrévete a soñar.



¿Te atreves a soñar? ¡Ven! ¡Soñemos juntos!

Sé cómo bajártela.

-Pídeme lo que sea.
-¿Lo que sea?
-Lo que quieras

Y sonríe. Se le ve la felicidad en los ojos.

-Quiero.. -lo piensa- quiero la luna. 
-¿La luna? ¿Solo quieres la luna? ¡Eso es de lo más fácil que me has pedido, después de quererte!
-¡Sí! ¡La quiero! ¡Quiero ver su secreto! ¡El por qué brilla tanto! Quiero saber por qué ilumina la noche cuando todo está oscuro. Quiero saber por qué sigue persiguiendo al sol, si después de tanto tiempo nunca lo encuentra.



Aquí está, para ti, la luna. Nuestra luna. Te lo dije, fue de lo más fácil bajártela. Simplemente necesité una cuerda, un poco de imaginación, una pizca de sueños y muchas ganas de verte sonreír.


Déjame conocerte.

Tenerte cara a cara, hablándome de corazones, té y otros vicios y pretender disimular las ganas de besarte es tan imposible como aguantarse el grito al notar que tu cuerpo cae al vacío; sin posibilidad de agarrarte a una rama.

Y así me sentía: indefensa por no poder abordar toda aquella catarata de palabras a causa de tener la mente atrapada en tu boca

No quería que me recordaras por lo torpe y tonta que parecía en ese momento, ni mucho menos por como beso. Tampoco por lo calientes que eran siempre mis manos; quería más. Por ello, cuando noté que el precipicio se acababa y que la única rama que me podía salvar era tu cuello, me amarré a ti. Y te callaste, supongo que sorprendido por mi arrebato; ese que hizo que tus palabras entrecortadas chocasen directamente sobre mi boca.

Entonces noté como tus manos se relajaban sobre mi espalda, y como tu pecho te pedía a gritos estar un poco más cerca del mío; como
tu calor me invitaba a pasar, sin necesidad de quitarme los zapatos... 






Como, poco a poco, me dejabas conocerte.